IKÚ Y OGGÚN

Cuando Olofin confió su gobierno a Ikú y Ogún, no se conocían las enfermedades ni los sufrimientos.

Un día en que los jóvenes organizaron una fiesta, uno de ellos compró otí y le brindó a Ogún que bebió hasta emborracharse.

El dueño de la forja y los metales se acostó a dormir. Al rato, llegó Ikú que debía consultarle unos problemas urgentes y quiso despertarlo. Ogún furioso le cortó una mano a su compañero con el machete. La sangre corrió por todas partes. Todo aquel que la pisó se enfermó gravemente.

Fue así que se conoció la enfermedad en la Tierra.

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