KOSITA

Un agricultor enamoraba a una muchacha llamada Kosita, que vivía en un pueblo vecino. Para llegar a este había que cruzar un río.

Un día se encontró que el río estaba crecido y en su prisa le ofreció una “cosita” si lo dejaba pasar. Al oír el ofrecimiento las aguas bajaron. Siempre que el hombre iba a visitar a su amada, repetía la misma frase pero nunca cumplía su ofrecimiento.

Un día invitó a Kosita a visitar su finca, salieron los dos y al llegar al río hizo el ofrecimiento de costumbre, para que sus aguas los dejar pasar. El río creyó que esa era la “cosita” que tantas veces le había ofrecido y se tragó a la muchacha. El agricultor trató de salvarla, pero sólo oía el murmullo del agua que decía: “Kosita, cosita, Kosita...”

Fue tanto su aturdimiento que él también se ahogó.

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