LA HIJA DESOBEDIENTE

En una oportunidad Eleguá quiso probar la fidelidad de una hija cuyo padre, hombre recto y de gran reputación, había reservado su compromiso para el hijo de un amigo.

Eleguá, disfrazado de hombre elegante, comenzó a cortejar a la muchacha, la que se enamoró de él a primera vista y, a escondidas, lo recibió en su aposento. Cuando el caballero elegante se retiraba, la joven le juró fidelidad.

Fue esa la causa de que después se resistiera a realizar los deseos de su padre, hasta que le confesó que únicamente se casaría con el hombre que la había visitado. El padre, al ver que no tenía otra solución, accedió a los deseos de su hija.

Eleguá regresó, pero esta vez, aunque era él mismo, estaba cojo, manco y encorvado. A la muchacha no le quedó más remedio que casarse como le había prometido a su padre.

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