OBATALÁ COME CABEZA

Una vez Olofin convocó a sus hijos a una comida. Todos llegaron temprano y comenzaron a comer, pero faltaba Obatalá, a quien no esperaron; en un rincón quedaron las cabezas que nadie quiso comer.

Cuando llegó Obatalá comió lo que todos habían dejado. Al concluir, Olofin le preguntó a cada cual qué había comido, y le respondieron: “Yo comí akokán, porque sin corazón no podemos vivir; yo comí adoflán, porque sin hígado no podemos vivir; yo comí oloñí porque el rabo sirve para espantar; yo comí adoflí, porque sin pulmones no podemos respirar.” Cuando le tocó contestar a Obatalá, dijo: “Yo comí cabeza.”

Entonces Olofin dijo para que todos lo oyeran: “Cabeza comiste, cabeza serás.”

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