OGGÚN CONTRA ORULA

Ogún tuvo un disgusto con Orula a causa de Oshún, la dueña de la feminidad y la dulzura, que lo había abandonado para irse a vivir con el adivino.

El dios de los herreros se reunió con varios de sus hijos y les ordenó quemar la casa de Orula, la que podrían identificar ya que era la única en el pueblo que tenía un gallo amarrado en el patio.

Como todas las mañanas, Orula se había registrado la suerte con su tablero y el oráculo le había aconsejado que soltara el gallo, cosa que hizo sin demora.

El gallo, al sentirse libre, estuvo revoloteando por los alrededores hasta que fue a caer en casa de Ogún. De esta suerte, los aguerridos hijos del forjador, al verlo ahí, creyeron que era la casa que les habían ordenado destruir y, sin más reparos, la incendiaron.

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